Agustín Antuña.............................. 9
Tiffany Armand Pilón .................... 7
Javier Barufaldi ............................. 6
Irene Calleri ................................. 6
Catherine Díaz ............................. 6
Natalia Fernández ........................ 9
Juan Ferreira ................................ 3
Stefani Fulqueiro .......................... 3
Alyson Gérez ............................... 8
Diego Gómez .............................. 9
Nicolás Ibáñez ............................ 6
Paulina López ............................. 8
Vanessa Majul ........................... 11
Matías Malacria ......................... 9
Rocío Merlo .............................. 9
Agustina Oroná ......................... 8
Walter Pérez ............................. 3
Mariela Rodríguez ..................... 11
Romina Ruiz ............................. 10
Valeria Vélez ............................ 11
El cielo está harto de gansos tuertos... por eso el ojo que vuela intenta espantar las moscas suicidas que molestan lo alto y los gansos perdidos que no saben qué hacer ni dónde ir. Mirá la ventana del ojo que vuela y verás el interior de una máquina de emociones y experiencias que sacudirán tu cerebro y harán vibrar los hilos que tensan dentro. ¡Acompañanos!
Uruguayas
domingo, 2 de diciembre de 2012
martes, 20 de noviembre de 2012
Texto para la prueba 3ero 1 y 3ero 2
El panorama para la legalización
de la marihuana está mejor que nunca.
Numerosos estados la han despenalizado o permitido para uso
médico, y muchos otros están considerando estos pasos o incluso la
plena legalización. La situación es similar a lo largo de Europa y
varios presidentes latinoamericanos quieren discutir el tema.Por lo tanto, los defensores de la legalización deben determinar cuáles argumentos son eficaces y cuáles no. Desafortunadamente, muchos de los argumentos usuales no son persuasivos y corren el riesgo de hacer más daño que bien.
Una afirmación problemática es que la legalización generará una gran ganancia para el presupuesto. Este argumento tiene algo de cierto, dado que la legalización significa una reducción del gasto y un aumento de los ingresos fiscales. Sin embargo, la magnitud de la marihuana por sí sola es modesta, por lo que es fácil exagerar este beneficio. Y el público sabe que los partidarios de la legalización lo seguirían siendo aún sin este beneficio presupuestario, así que este argumento resta credibilidad.
Otro argumento extraño es que la legalización se trata principalmente de ayudar a los enfermos a través de la marihuana medicinal. Todos saben que la marihuana medicinal facilita el uso recreacional y que muchos partidarios de la marihuana medicinal están contentos con este resultado. Así que el enfoque de la marihuana medicinal parece engañoso. Peor aún, esto ha generado una nueva oposición a la legalización plena: los productores de marihuana medicinal, quienes no quieren competencia.
Una tercera premisa engañosa es que la legalización —de marihuana solamente— reduciría dramáticamente la violencia en EE.UU. y América Latina. La mayoría de la violencia inducida por la prohibición ahora proviene de otras drogas, por lo que esta táctica hace que los partidarios de la legalización de la marihuana parezcan estar desinformados o ser deshonestos.
Otro mal argumento en defensa de la legalización es que la marihuana es más segura que el alcohol o los cigarrillos. Independientemente de los hechos, esta afirmación solo impulsa a los prohibicionistas a apoyar la prohibición de más productos. Además, la mayoría de los males de la prohibición se generan de la prohibición misma, no de las propiedades del bien en sí.
Tal vez el peor argumento a favor de la legalización es que el consumo no aumentaría. Las pruebas disponibles no sugieren un gran aumento, pero los precios más bajos y la aceptación legal ciertamente nos conducirían en esa dirección. Los partidarios de la legalización deberían rechazar la idea de que un mayor consumo es necesariamente malo, o que la reducción del consumo de marihuana es una meta apropiada para una política de Estado.
¿Qué argumento deberían utilizar? Que el Estado no tiene por qué interferir en las actividades privadas, salvo cuándo sea para prevenir que se cause un daño a otros. Preocupaciones por tales "externalidades" podrían justificar leyes contra el manejo bajo la influencia o tal vez una edad mínima para el consumo. No pueden justificar una prohibición total de la marihuana o restricciones significativas.
Esta defensa de la legalización tiene a su favor la enorme virtud de la honestidad y obliga a los prohibicionistas a admitir que no apoyan la libertad individual. Algunas personas comparten la perspectiva prohibicionista, pero la mayoría no. Así que los partidarios de la legalización deberían confiar en sus conciudadanos y creer que, cuando se utilizan argumentos honestos, el lado correcto, por lo general, es el victorioso.
Este artículo fue publicado originalmente en CNBC.com (EE.UU.) el 20 de abril de 2012.
viernes, 16 de noviembre de 2012
Texto para la prueba de 3er año
¿Será que
el amor solo es una ilusión que nos hemos inventado para huir del miedo y de la
desesperación de sentirse solos?
La desesperación, o temor a la soledad, es un sentimiento al igual que el amor. Y siendo el caso, también ese miedo ha sido sólo un invento más del ser humano causado por otro sentimiento (invento) causado por otro y por otro. Podríamos decir inductivamente que todo sentimiento es una "ilusión inventada" a causa de otros sentimientos, causados por otros sentimientos, así indefinidamente. Pero eso ya sería una visión lógicamente penosa.
A mi parecer los sentimientos (entre ellos el amor) son una parte mas de la preconfiguración que tienen algunos animales para entrar en contacto con los de su especie. Hay animales que tienen dentro de sus instintos naturales el vivir en grupo para que todos y cada uno de los integrantes tengan la oportunidad de vivir.
El ser humano tiene dentro de su naturaleza esa misma ley, sólo que en lugar de convivir por instintos naturales, nuestra conciencia nos permite desarrollarnos a niveles superiores (cultura) al resto de los animales. Y a mi parecer es en ese punto en donde los sentimientos juegan un papel mucho más complejo en el ser humano como para estar sólo reducido a simples fórmulas de leyes naturales, pues nuestras facultades simbólicas nos abren a múltiples desarrollos. Los animales que poseen sentimientos no tienen esas posibilidades de desarrollar sentimientos tan complejos como nosotros; sus sentimientos no van más allá de la ley natural.
A mi parecer los sentimientos (entre ellos el amor) son una parte mas de la preconfiguración que tienen algunos animales para entrar en contacto con los de su especie. Hay animales que tienen dentro de sus instintos naturales el vivir en grupo para que todos y cada uno de los integrantes tengan la oportunidad de vivir.
El ser humano tiene dentro de su naturaleza esa misma ley, sólo que en lugar de convivir por instintos naturales, nuestra conciencia nos permite desarrollarnos a niveles superiores (cultura) al resto de los animales. Y a mi parecer es en ese punto en donde los sentimientos juegan un papel mucho más complejo en el ser humano como para estar sólo reducido a simples fórmulas de leyes naturales, pues nuestras facultades simbólicas nos abren a múltiples desarrollos. Los animales que poseen sentimientos no tienen esas posibilidades de desarrollar sentimientos tan complejos como nosotros; sus sentimientos no van más allá de la ley natural.
Fuente:
http://es.answers.yahoo.com/question/index?qid=20120607134255AAvor63
lunes, 29 de octubre de 2012
Tipos de oraciones subordinadas
Como ya hemos visto, cada vez que identificamos un nexo
subordinante delante de un verbo conjugado estamos frente a una estructura
sintáctica que llamamos oración
subordinada.
Dependiendo de la función gramatical
y sintáctica que cumplen estas estructuras podemos diferenciar dos tipos: la
Oración Subordinada Adjetiva (O.S.A.) y la Oración Subordinada Sustantiva
(O.S.S.).
Subordinada adjetiva
La oración subordinada adjetiva le da
información a un sustantivo. Por esta razón, nunca aparecerá cumpliendo
independientemente la función de Término Adyacente Verbal, sino que lo
integrará junto que otras palabras o estructuras.
Ej:
La mujer que tenía bigotes me miró.
Este
enunciado es oracional, posee como núcleo el verbo miró. El verbo tenía
aparece subordinado por el nexo que.
La oración subordinada (siempre inicia en el nexo subordinante) es “que tenía
bigotes”. Para saber qué tipo de subordinada es, basta pensar e identificar a
qué palabra le da información. Si observamos atentamente veremos que le
proporciona información al sustantivo “mujer”, porque está dando una
característica de la mujer, la califica, la describe, se comporta como un
adjetivo. Por lo tanto, estamos ante una O.S.A. Su función es darle información al sustantivo mujer y juntos:
“La mujer que tenía bigotes”, es el sintagma nominal que funciona como Sujeto
Léxico.
Puede
pasar que la oración subordinada adjetiva sea sustantivada por un artículo, en
el caso que el sustantivo al que le da información sea elidido (omitido) porque
se sobrentiende. Imaginemos que estamos con unos amigos mirando un grupo de mujeres
con extrañas características. Los amigos hablan de ellas y en determinado
momento uno dice:
La que tenía bigotes
me sonrió.
El
enunciado es oracional, tiene como núcleo el verbo sonrió. La oración subordinada “que tenía bigotes” le da
información al sustantivo “mujer”, que no aparece pero se sobrentiende. La
oración sigue siendo adjetiva desde lo pragmático, desde el sentido que sabemos
que describe a una mujer. Sin embargo, desde lo sintáctico ha sido sustantivada
por el artículo. Este fenómeno puede ser usado por dos razones:
1.
Con un fin práctico, evitando la reiteración de
un término ya dicho, como recurso cohesivo de elipsis (trabajado a principio de
año).
2.
Con un fin estético, buscando definir al
sustantivo por la característica indicada por la oración subordinada. Pasa lo
mismo con los adjetivos comunes. Podemos hablar de “el inteligente” de la
clase, de “la estudiosa”, de “el deportista”. Todos estos son adjetivos
sustantivados con el objetivo de definir una persona a través de esa
característica.
Subordinada sustantiva
Ej.:
La mujer que tenía bigotes me dijo que se disfrazó de
bruja.
El
ejemplo es significativo: además de aclararnos que los bigotes eran parte de un
disfraz, tenemos un modelo de cada tipo de oración subordinada. La primera, “que
tenía bigotes”, ya definida como O.S.A. en el ejemplo anterior. La segunda, “que
se disfrazó de bruja”, donde el nexo que
subordinó al verbo disfrazó. Aquí es
donde podemos observar que esta oración le da información al verbo “dijo”,
aclarando “qué dijo”. Esto nos
orienta a que la oración subordinada cumple, en forma autónoma, la función
sintáctica de Objeto Directo, ya que puede ser permutada por el incremento
átono “lo”, en “lo dijo” o “me lo dijo”.
Generalmente, en los ejemplos que trabajaremos, la O.S.S. funcionará como Objeto Directo y siempre será permutada por el incremento
átono neutro “lo”. Sin embargo, como funciona de la misma manera que un
sustantivo, puede aparecer precedida por una preposición, funcionando como un Objeto Preposicional. En otros casos como Atributo o, incluso, como Sujeto Léxico.
Veamos
otros ejemplos de O.S.S.:
Yo pensaba que ese bigote
era real.
Mis amigos creían que estaba loco.
Yo les dije que se dejaran de pavadas.
Los
verbos nucleares de los ejemplos anteriores están en negrita y las oraciones
subordinadas, subrayadas. Como verán, en el primer ejemplo “que ese bigote era
real” le da información a “pensaba”, me dice “qué pensaba”. Es permutable por
el incremento átono “lo” en “Yo lo pensaba”, de manera que la Oración
Subordinada es Sustantiva y funciona como Objeto Directo.
En el
segundo ejemplo, “que estaba loco” le da información al núcleo verbal “creían”,
diciéndome “qué creían”. Es permutable por el incremento átono “lo” en “Mis
amigos lo creían”, de manera que la Oración Subordinada es Sustantiva y
funciona como Objeto Directo.
En el
tercer ejemplo, “que se dejaran de pavadas” le da información a “dije”,
indicando “qué dije”. Es permutable por el incremento átono “lo” en “Yo se lo
dije”, de manera que la Oración Subordinada es Sustantiva y funciona como
Objeto Directo.
Este
caso es especial, ya que de seguro, la mayoría dirá que la permutación correcta
es “Yo se los dije(x)”, sin embargo esto es un error. En la oración “Yo se lo dije” tenemos el
pronombre personal “Yo” que funciona como Sujeto Léxico, el pronombre “se” que
oficia de Objeto Indirecto y que sirve para singular o plural (es decir, hace
referencia a la persona o a las personas sobre las que recae la acción) y el
pronombre “lo” que refiere al Objeto Directo que en este caso es neutro, por
esta razón no debe estar en plural.
Propiedad del creador del blog
Ejercita
a) Clasifica los enunciados.
b) Clasifica sus oraciones subordinadas.
c) Determina el Término Adyacente Verbal al que pertenecen
las oraciones subordinas.
1) Algunos
alumnos piensan que el análisis sintáctico no sirve para nada.
2) Los
alumnos que no piensan así son muy pocos.
3) Los
resultados prácticos que surgen del manejo del análisis sintáctico aparecerán
de forma inesperada e inconsciente.
4) El
lenguaje que desarrolló la especie humana es algo admirable, estudiarlo sirve
para ampliar la capacidad de expresión y comprensión.
5) Algunos
lingüistas sostienen que los humanos nacemos con una especie de estructura
gramatical en el cerebro, por eso nos resulta fácil y natural aprender una
lengua materna.
6) El
conocimiento que nos da el análisis sintáctico sirve para comprender y
profundizar estructuras complejas que aparecen en la escritura y también nos
enseña que la capacidad de expresión se basa en el tipo de manejo de esta
herramienta tan rica y poderosa que es el lenguaje.
lunes, 15 de octubre de 2012
El texto expositivo
Texto 3
Si caminamos observando la línea de
la resaca y, mejor aún, si nos
ponemos una máscara de buceo y observamos el fondo a poca profundidad, podremos
apreciar la riqueza en algas de nuestras aguas.
Lo primero que nos llama la atención
al contemplar un ejemplar detenidamente, es la ausencia de tallo, hojas y raíz.
Es que estos seres bentónicos son
vegetales primitivos en los que una única estructura, el talo, cumple todas las
funciones.
Las algas se clasifican de acuerdo a
los pigmentos que en asociación con la clorofila, les da coloraciones
diferentes.
Hay algas azules (Cianofitas), algas verdes (Clorofitas),
algas pardas (Feofitas) y algas rojas (Rodofitas).
La luz al atravesar el agua se
descompone en su espectro según las distintas longitudes de onda y es precisamente
la diversidad de pigmentación que presentan las algas, la que les permite
aprovechar la luz que llega a la profundidad en que habita cada una.
Rosario González de Baccino
“La vida al borde del mar”
Actividad
1) Busca el error de cohesión. Explica en qué
consiste: cuál es la información gramatical que no concuerda y cuáles son los
términos que no se relacionan correctamente.
2) Imagina que este texto fue creado con la
intención de responder a una pregunta. Elige a qué preguntas crees que
responde:
a.
¿Cómo es…?
b.
¿Por qué…?
c.
¿Qué clases o tipos de…?
3) Luego de elegir el comienzo de la pregunta,
complétala.
4) Piensa en la intencionalidad del texto. Encierra
con un círculo la opción correcta:
a.
Narrar
b.
Describir
c.
Explicar
d.
Clasificar
5) Explica cuál es el núcleo del sintagma
subrayado.
6) Explica el significado de las palabras
resaltadas en negrita.
El texto expositivo
Texto 2
La gaviota cocinera
Esta gaviota, también conocida como
Dominicana, (Larus dominicanus) es la más grande y la más común en nuestro
país. Su distribución se extienden por el litoral atlántico, el del Río de la
Palta y el del río Uruguay, hasta el Río Negro.
Es de un color blanco intenso en la
parte ventral, con las alas y el
dorso negro.
Su pico es amarillo con una mancha
roja en el extremo del maxilar inferior, las patas son de un gris verdoso y
tiene membranas interdigitales
amarillas.
Es omnívora. Aunque en ocasiones
pesca o come moluscos, se alimenta sobre todo de desperdicios, incluido
animales muertos, como lobos marinos o peces.
Nidifica en el suelo de las islas
oceánicas de nuestras costas. Las de color pardo son juveniles y alternan
con los adultos.
Rosario González de Baccino
“La vida al borde del mar”
Actividad
1) Busca el error de cohesión. Explica en qué
consiste: cuál es la información gramatical que no concuerda y cuáles son los
términos que no se relacionan correctamente.
2) Imagina que este texto fue creado con la
intención de responder a una pregunta. Elige a qué pregunta crees que
responde:
a.
¿Cómo es…?
b.
¿Por qué…?
c.
¿Qué clases o tipos de…?
3) Luego de elegir el comienzo de la pregunta,
complétala.
4) Piensa en la intencionalidad del texto. Encierra
con un círculo la opción correcta:
a.
Narrar
b.
Describir
c.
Explicar
d.
Clasificar
5) Explica cuál es el núcleo del sintagma
subrayado.
6) Explica el significado de las palabras
resaltadas en negrita.
El texto expositivo
Texto 1
Los castillos de arena
Cualquier chico que juega en la
playa sabe que las propiedades físicas de la arena seca y de la húmeda
son bastante diferentes: resulta imposible construir un castillo solo con arena
seca. Los granos de arena está sometidos a tres tipos de fuerzas: la gravedad,
la fuerza de contacto entre los granos y las fuerzas electroestáticas.
Debido al tamaño de los granos de
arena, el peso -o sea, la gravedad- predomina sobre las fuerzas
electroestáticas, por lo que aquellos tienden a descender y apretujarse. Esto es
así en estado seco. Cuando se vierte una pequeña cantidad de agua sobre la
arena, los granos son envueltos por una delgadísima película acuosa. No hay que olvidar que la molécula de agua es
eléctricamente polar, es decir, que tiene un exceso de carga negativa en una
zona y un predominio de carga positiva en la zona opuesta. De este modo, las moléculas
de agua próximas a la pared del grano de arena cargado son atraídas y quedan
adheridas. Así pues, es el agua retenida entre las paredes de dos granos
próximos la que actúa como un eficaz cemento
natural.
Revista “Muy interesante”
Actividad
1) Busca el error de cohesión. Explica en qué
consiste: cuál es la información gramatical que no concuerda y cuáles son los
términos que no se relacionan correctamente.
2) Imagina que este texto fue creado con la
intención de responder a una pregunta. Elige a qué pregunta crees que
responde:
a.
¿Cómo es…?
b.
¿Por qué…?
c.
¿Qué clases o tipos de…?
3 3) Luego de elegir el comienzo de la pregunta,
complétala.
4) Piensa en la intencionalidad del texto. Encierra
con un círculo la opción correcta:
a.
Narrar
b.
Describir
c.
Explicar
d.
Clasificar
5) Explica cuál es el núcleo del sintagma
subrayado.
6) Explica el significado de las palabras
resaltadas en negrita.
martes, 25 de septiembre de 2012
SECUENCIAS TEXTUALES
SECUENCIAS TEXTUALES
Los textos se se configuran de distintas maneras para manifestar las mismas funciones del lenguaje o los mismos contenidos. Y en concordancia con las raíces etimológicas de la palabra texto (proviene de “textum”, tejido, tela, entramado) otro criterio de clasificación adecuado podría ser el referido a los diversos modos de entrelazar los hilos, es decir, a los diversos modos de estructurar los distintos recursos de la lengua para vehiculizar las funciones del lenguaje. En este caso llamamos secuencia a las diversas estructuras.
Estos tejidos, estas secuencias son la narrativa, la argumentativa, la descriptiva y la conversacional.
Los textos en los que predomina la secuencia narrativa presentan hechos o acciones en una secuencia temporal y causal. El interés radica en la acción y a través de ella, adquieren importancia los los personajes que las realizan y el marco en el cual esta acción se lleva a cabo. La ordenación temporal de los hechos y la relación causa-consecuencia hacen que el tiempo y el aspecto de los verbos adquiera un rol fundamental en la organización de los textos narrativos. Para definir con claridad este tipo de secuencia debemos identificar su estructura narrativa cuyos componentes principales son el marco, la complicación y la resolución.
Los textos con secuencia argumentativa comentan, explican, demuestran o confrontan idea, conocimientos, opiniones, creencias o valoraciones. Por lo general se organizan en tres partes: una introducción en donde se fija la tesis, es decir, la idea que se quiere defender; un desarrollo a través del cual se suceden los argumentos a favor de la tesis; y una conclusión . Los conectores textuales son muy importantes para este tipo de secuencia.
Se consideran textos con secuencia descriptiva a todos aquellos que presentan las especificaciones de objetos, personas o procesos a través de una selección de rasgos distintivos. Predominan en estos las estructuras yuxtapuestas y coordinadas que permiten comprender y asimilar el objeto descrito como un todo. Los sustantivos y los adjetivos adquieren relevancia en estos textos.
En la secuencia conversacional aparece, en estilo directo, la interacción lingüística que se establece entre los distintos participantes de una situación comunicativa. Los pronombres adquieren relevancia en este tipo de secuencias.
Los textos se se configuran de distintas maneras para manifestar las mismas funciones del lenguaje o los mismos contenidos. Y en concordancia con las raíces etimológicas de la palabra texto (proviene de “textum”, tejido, tela, entramado) otro criterio de clasificación adecuado podría ser el referido a los diversos modos de entrelazar los hilos, es decir, a los diversos modos de estructurar los distintos recursos de la lengua para vehiculizar las funciones del lenguaje. En este caso llamamos secuencia a las diversas estructuras.
Estos tejidos, estas secuencias son la narrativa, la argumentativa, la descriptiva y la conversacional.
Los textos en los que predomina la secuencia narrativa presentan hechos o acciones en una secuencia temporal y causal. El interés radica en la acción y a través de ella, adquieren importancia los los personajes que las realizan y el marco en el cual esta acción se lleva a cabo. La ordenación temporal de los hechos y la relación causa-consecuencia hacen que el tiempo y el aspecto de los verbos adquiera un rol fundamental en la organización de los textos narrativos. Para definir con claridad este tipo de secuencia debemos identificar su estructura narrativa cuyos componentes principales son el marco, la complicación y la resolución.
Los textos con secuencia argumentativa comentan, explican, demuestran o confrontan idea, conocimientos, opiniones, creencias o valoraciones. Por lo general se organizan en tres partes: una introducción en donde se fija la tesis, es decir, la idea que se quiere defender; un desarrollo a través del cual se suceden los argumentos a favor de la tesis; y una conclusión . Los conectores textuales son muy importantes para este tipo de secuencia.
Se consideran textos con secuencia descriptiva a todos aquellos que presentan las especificaciones de objetos, personas o procesos a través de una selección de rasgos distintivos. Predominan en estos las estructuras yuxtapuestas y coordinadas que permiten comprender y asimilar el objeto descrito como un todo. Los sustantivos y los adjetivos adquieren relevancia en estos textos.
En la secuencia conversacional aparece, en estilo directo, la interacción lingüística que se establece entre los distintos participantes de una situación comunicativa. Los pronombres adquieren relevancia en este tipo de secuencias.
lunes, 24 de septiembre de 2012
Dolina, la argumentación y un programa de Tinelli
Este audio corresponde a un fragmento del programa radial de Alejandro Dolina, "La venganza será terrible".
miércoles, 12 de septiembre de 2012
EL HOMBRE PÁLIDO
Todo el día estuvo
toldado el sol, y las nubes, negruzcas, inmóviles en el cielo, parecían apretar
el aire, haciéndolo pesado, bochornoso, cansador.
A eso del atardecer, entre relámpagos y truenos, aquéllas aflojaron y el agua empezó a caer con rabia, con furia casi; como si le dieran asco las cosas feas del mundo y quisiera borrarlo todo, deshacerlo todo y llevárselo bien lejos.
Cada bicho escapó a su cueva. La hacienda, no teniendo ni eso, daba el anca al viento y buscaba refugio debajo de algún árbol, en cuyas ramas chorreaban los pajaritos, metidos a medias en sus nidos de paja y de pluma.
En el rancho de Tiburcio estaban solas Carmen, su mujer y Elvira, su hija. El capataz de tropa de don Clemente Farías, había marchado para “adentro” hacía una semana. En la cocina negra de humo se hallaban, cuando oyeron ladrar el perro hacia el lado del camino. Se asomó la muchacha y vio a un hombre desmontar en la enramada con el poncho empapado y el sombrero como trapo por el aguacero.
-¡León! ¡León! ¡Fuera! Entre para acá- gritó Elvira.
-¿Quién es?- preguntó la vieja sin dejar de revolver la olla de mazamorra.
-No lo conozco.
La joven volvió al lado de su madre y quedó expectante.
-Buenas tardes.
Agachándose –la puerta era muy baja-, el hombre entró.
-Buenas. Siéntese. ¿Lo ha derrotado l`agua? Sáquese el poncho y arrimeló al fogón.
-Sí, es mejor. Aquí, no más.
El hombre colgó su poncho negro en un gran clavo cerca del fuego y sacudió el sombrero. Después se sentó en un banco.
-¿Viene de lejos? -curioseó la madre.
-De Belastiquí.
-¿Y va?
-Pa l’estancia’e Molina, en el Arroyo Grande. Pensaba llegar hoy a San José, pero me apuré mucho por el agua y traigo cansadazo el caballo. Así que si me deja pasar la noche...
-Comodidá no tenemos ... puede traer su recao y dormir aquí, en todo
caso.
-¡Como no!... Estoy acostumbrao.
La muchacha, ahora acurrucada en un rincón, lo miraba de reojo. Y cuando oyó que iba a quedarse, sintió clarito en el pecho los golpes del corazón.
Es que cada vez más le parecía que aquel hombre delgado y alto, de cara pálida en la que se enredaba una negrísima barba que la hacía más blanca, no tenía aspecto para tranquilizar a nadie...
La vieja le interrumpió sus pensamientos diciendo:
-A ver, aprontá un mate.
Y siguió revolviendo la mazamorra, mientras daba conversación al forastero, que acariciaba el perro y retiraba la mano cuando éste rezongaba desconfiado de tanto mimo.
Elvira tiró la yerba vieja, puso nueva, le hizo absorber primero un poco de agua tibia para que se hinchara sin quemarse. En seguida, ofreció el mate al desconocido. Este la miró a los ojos y ella los bajó, trémula de susto. No sabía porqué. Muchas veces habían llegado así, de pronto, gente de otros pagos que dormían allí y al otro día se iban. Pero esa nochecita, con los ruidos de los truenos y la lluvia, con la soledad, con muchas cosas, tenía un tremendo miedo a aquel hombre de barba negra y cara pálida y ojos como chispas.
Se dio cuenta de que él la observaba. Los ojos encapotados, sorbiendo lentamente el mate, el hombre recorría con la vista el cuerpo tentador de la muchacha...
¡Oh, sí!, había que cansar muchos caballos para encontrar otra tan linda. Brillante y negro el pelo, lo abría al medio una raya y caía por los hombros en dos trenzas largas y flexibles. Tenía unos labios carnosos y chiquitos que parecían apretarse para dar un beso largo y hondo, de esos que aprisionan toda una existencia. La carne blanca, blanca como cuajada, tibia como plumón, se aparecía por el escote y la dejaban también ver las mangas cortas del vestido. El pecho abultadito, lindo pecho de torcaza; las caderas ceñidas, firmes; las piernas que se adivinaban bien formadas bajo la pollera ligera; toda ella producía unas ansias extraña en quien la miraba, entreveradas ansias de caer de rodillas, de cazarla del pelo, de hacerla sufrir apretándola fuerte entre los brazos, de acariciarla tocándola apenitas... ¡yo qué sé!, una mezcla de deseos buenos y malos que viboreaban en el alma como relámpagos entre la noche. Porque si bien el cuerpo tentaba el deseo del animal, los ojos grandes y negros eran de un mirar tan dulce, tan real, tan tristón, que tenían a raya el apetito, y ponían como alitas de ángel a las malas pasiones...
Embebecido cada vez más en la contemplación, el hombre sólo al rato advirtió que la muchacha estaba asustada. Entonces, algo le pasó también a él. Su mano vacilaba ahora al tenerla para recibir o entregar el mate.
A eso del atardecer, entre relámpagos y truenos, aquéllas aflojaron y el agua empezó a caer con rabia, con furia casi; como si le dieran asco las cosas feas del mundo y quisiera borrarlo todo, deshacerlo todo y llevárselo bien lejos.
Cada bicho escapó a su cueva. La hacienda, no teniendo ni eso, daba el anca al viento y buscaba refugio debajo de algún árbol, en cuyas ramas chorreaban los pajaritos, metidos a medias en sus nidos de paja y de pluma.
En el rancho de Tiburcio estaban solas Carmen, su mujer y Elvira, su hija. El capataz de tropa de don Clemente Farías, había marchado para “adentro” hacía una semana. En la cocina negra de humo se hallaban, cuando oyeron ladrar el perro hacia el lado del camino. Se asomó la muchacha y vio a un hombre desmontar en la enramada con el poncho empapado y el sombrero como trapo por el aguacero.
-¡León! ¡León! ¡Fuera! Entre para acá- gritó Elvira.
-¿Quién es?- preguntó la vieja sin dejar de revolver la olla de mazamorra.
-No lo conozco.
La joven volvió al lado de su madre y quedó expectante.
-Buenas tardes.
Agachándose –la puerta era muy baja-, el hombre entró.
-Buenas. Siéntese. ¿Lo ha derrotado l`agua? Sáquese el poncho y arrimeló al fogón.
-Sí, es mejor. Aquí, no más.
El hombre colgó su poncho negro en un gran clavo cerca del fuego y sacudió el sombrero. Después se sentó en un banco.
-¿Viene de lejos? -curioseó la madre.
-De Belastiquí.
-¿Y va?
-Pa l’estancia’e Molina, en el Arroyo Grande. Pensaba llegar hoy a San José, pero me apuré mucho por el agua y traigo cansadazo el caballo. Así que si me deja pasar la noche...
-Comodidá no tenemos ... puede traer su recao y dormir aquí, en todo
caso.
-¡Como no!... Estoy acostumbrao.
La muchacha, ahora acurrucada en un rincón, lo miraba de reojo. Y cuando oyó que iba a quedarse, sintió clarito en el pecho los golpes del corazón.
Es que cada vez más le parecía que aquel hombre delgado y alto, de cara pálida en la que se enredaba una negrísima barba que la hacía más blanca, no tenía aspecto para tranquilizar a nadie...
La vieja le interrumpió sus pensamientos diciendo:
-A ver, aprontá un mate.
Y siguió revolviendo la mazamorra, mientras daba conversación al forastero, que acariciaba el perro y retiraba la mano cuando éste rezongaba desconfiado de tanto mimo.
Elvira tiró la yerba vieja, puso nueva, le hizo absorber primero un poco de agua tibia para que se hinchara sin quemarse. En seguida, ofreció el mate al desconocido. Este la miró a los ojos y ella los bajó, trémula de susto. No sabía porqué. Muchas veces habían llegado así, de pronto, gente de otros pagos que dormían allí y al otro día se iban. Pero esa nochecita, con los ruidos de los truenos y la lluvia, con la soledad, con muchas cosas, tenía un tremendo miedo a aquel hombre de barba negra y cara pálida y ojos como chispas.
Se dio cuenta de que él la observaba. Los ojos encapotados, sorbiendo lentamente el mate, el hombre recorría con la vista el cuerpo tentador de la muchacha...
¡Oh, sí!, había que cansar muchos caballos para encontrar otra tan linda. Brillante y negro el pelo, lo abría al medio una raya y caía por los hombros en dos trenzas largas y flexibles. Tenía unos labios carnosos y chiquitos que parecían apretarse para dar un beso largo y hondo, de esos que aprisionan toda una existencia. La carne blanca, blanca como cuajada, tibia como plumón, se aparecía por el escote y la dejaban también ver las mangas cortas del vestido. El pecho abultadito, lindo pecho de torcaza; las caderas ceñidas, firmes; las piernas que se adivinaban bien formadas bajo la pollera ligera; toda ella producía unas ansias extraña en quien la miraba, entreveradas ansias de caer de rodillas, de cazarla del pelo, de hacerla sufrir apretándola fuerte entre los brazos, de acariciarla tocándola apenitas... ¡yo qué sé!, una mezcla de deseos buenos y malos que viboreaban en el alma como relámpagos entre la noche. Porque si bien el cuerpo tentaba el deseo del animal, los ojos grandes y negros eran de un mirar tan dulce, tan real, tan tristón, que tenían a raya el apetito, y ponían como alitas de ángel a las malas pasiones...
Embebecido cada vez más en la contemplación, el hombre sólo al rato advirtió que la muchacha estaba asustada. Entonces, algo le pasó también a él. Su mano vacilaba ahora al tenerla para recibir o entregar el mate.
Elvira iba entre tanto
poniendo la mesa. Luego, los tres se sentaron silenciosos a comer. Concluída la
cena, mientras las mujeres fregaban, el hombre fue bajo la lluvia hasta la
enramada, desensilló, llevó el recado a la cocina y se sentó a esperar que
hicieran la lidia jugando con el perro, con León que, por una presa tirada al
cenar, había perdido la desconfianza y estaba íntimo con el desconocido.
-¡Mesmo qu`el hombre!- pensó éste. Y siguió mirando el fuego y, de reojo, a Elvira.
Cuando terminaron la tarea, la madre desapareció para tornar con unas cobijas.
-Su poncho no se ha secao. Hasta mañana, si Dios quiere.
-Se agradece.
-¡Buenas noches!- deseó la muchacha cruzando ligero a su lado con la cabeza baja.
-Buenas.
Las dos mujeres abrieron la puerta que comunicaba con el otro cuarto, pasaron y la volvieron a cerrar. Al rato, se oyó el rumor de las camas al recibir los cuerpos, se apagó la luz...Todo fue envolviéndose en el ruido del agua que caía sin cesar.
El hombre tendió las cacharpas, se arrebujó en las mantas con el perro y sopló el candil.
El fogón, mal apagado, quedó brillando.
-¡Mesmo qu`el hombre!- pensó éste. Y siguió mirando el fuego y, de reojo, a Elvira.
Cuando terminaron la tarea, la madre desapareció para tornar con unas cobijas.
-Su poncho no se ha secao. Hasta mañana, si Dios quiere.
-Se agradece.
-¡Buenas noches!- deseó la muchacha cruzando ligero a su lado con la cabeza baja.
-Buenas.
Las dos mujeres abrieron la puerta que comunicaba con el otro cuarto, pasaron y la volvieron a cerrar. Al rato, se oyó el rumor de las camas al recibir los cuerpos, se apagó la luz...Todo fue envolviéndose en el ruido del agua que caía sin cesar.
El hombre tendió las cacharpas, se arrebujó en las mantas con el perro y sopló el candil.
El fogón, mal apagado, quedó brillando.
II
Un rato después se empezó a oír la respiración ruidosa y regular de la vieja. Pero en la cama de Elvira no había caído el descanso. Ahora que su madre dormía, el miedo la ahogaba más fuerte. El corazón le golpeaba el pecho como alertándola para que algún peligro no la agarrara en el sueño, y su vista trataba en vano de atravesar las tinieblas... De cuando en cuando rezaba un Ave María que casi nunca terminaba, porque lo paraba en seco cualquier rumor, que la hacía sentar de un salto en la cama.
A eso de la media noche, bien claro oyó que la puerta de la cocina que daba al patio había sido abierta, y hasta le pareció sentir que el aire frío entraba por las rendijas. Tuvo intención de despertar a su madre, pero no se animó a moverse. Sentada, con los ojos saltados y la boca abierta para juntar el aire que le faltaba, escuchó. No sintió nadita. Y aquel silencio, después de aquel ruido, la asustaba más aún. No sentía nadita, pero en su imaginación veía al hombre de la barba negra clavándole los ojos como chispas; veía el poncho negro, colgado del clavo, movido por el viento como anunciando ruina... y como para convencerla de que era verdad que la puerta había sido abierta, seguía sintiendo el aire frío y percibía más claramente el ruido de la lluvia...
En efecto: el hombre, que se echó no más, sobre el recado, se había levantado, lo llevó otra vez a la enramada y, después de ensillar, había salido a pie hasta la manguera que estaba como a una cuadra dejándose pintar de rosado por los relámpagos. El agua le daba en la frente. Por eso avanzaba con la cabeza gacha.
Otro hombre le salió al encuentro, el poncho y el sombrero hecho sopa. Era un negro.
-¿Están las mujeres solas?- preguntó ansioso.
Sombrío el otro respondió:
-Sí
-La plata tiene qu`estar en algún lao. Empecemos.
-No. No empezamos.
-¿Qué hay?
-Hay que yo no quiero.
-¿Qué no querés?
- Sí, que no quiero.
- ¿Pero estás loco?
-Peor pa mí si m`enloquecí. Pero ya te dije. Vamonós p`atrás.
-¿El qué?
-No hay qué que te valga. Como siempre, te acompaño cuando quieras; pero esta noche, no. Y aquí, menos.
-¡Hum! Si te salieran en luces malas los que has matao, te ciegaría la iluminación, y ahora te ha entrao por hacerte el angelito.
-Nadie habla aquí de bondá. Digo que no se me antoja y se acabó.
-Peor pa vos. Iré yo solo. ¡Que tanto amolar por dos mujeres!
-Es que vos tampoco vas a ir.
-¿Desde cuando es mi tutor el que habla?
-Desde que tengo la tutora- bramó el interpelado tanteándose la daga.
-¡Ah! ¿Querés peliar? ¡Me lo hubieras dicho antes! Seguramente ya habrás hecho la cosa y quedrás la plata pa vos solo. Pero no te veo uñas, mi querido.
Venite no más- y desenvainó su cuchillo.
-¡Callate, negro de los diablos!- rugió el otro yéndosele arriba.
A la luz de los relámpagos, entre los charcos, los dos hombres se tiraban a partir. El de la barba negra, medio recogido el poncho con la mano izquierda, fue haciendo un círculo para ponerse de espaldas a la lluvia. Comprendiendo el juego, el negro dio un salto. Pero se resbaló y se fue del lomo. El otro esperó a que se enderezara y lo atropelló. La daga, entrando de abajo a arriba, le abrió el vientre y se le hundió en el tórax.
-¡Jesús, mama!- exclamó el negro.
Fue lo único que dijo. La muerte le tapó la boca.
El otro, en las mismas ropas del difunto limpió su daga. Después enderezó chorreando agua, montó y salió como sin prisa, al trotecito.
-¡Pucha que había sido cargoso el negro!- murmuraba- ¡Le decía que no, y el que sí, y yo que no, y dale! ¡Estaba emperrao!...
La lluvia, gruesa, helada, seguía cayendo.
Francisco Espínola
Jeroglíficos 5
1- Pista: campera militar
2- Pista: método para guardar comida
3- Pista: película juvenil
4- Pista: pelmaso
5- Pista: capítulo
2- Pista: método para guardar comida
3- Pista: película juvenil
4- Pista: pelmaso
5- Pista: capítulo
Jeroglíficos 4
1- Pista: parte del cuerpo
3- Pista: tipo de queso
4- Pista: parte de la barba
5- Pista: hortaliza
martes, 11 de septiembre de 2012
JEROGLÍFICOS 3
1- Pista: Loco
2- Pista: País europeo
3- Pista: Falta de habilidad
4- Pista: Isla caribeña que es un país
5- Pista: Para el cuello
6- Pista: Puerto de la computadora
7- Pista: Modistos
2- Pista: País europeo
3- Pista: Falta de habilidad
4- Pista: Isla caribeña que es un país
5- Pista: Para el cuello
6- Pista: Puerto de la computadora
7- Pista: Modistos
JEROGLÍFICOS 2
1- Pista: ¿Cuándo?
2-Pista: Correspondencia
3- Pista: Catástrofes
4- Pista: Deportista
5- Pista: ¿Qué está cayendo?
6- Pista: Arrestar
2-Pista: Correspondencia
3- Pista: Catástrofes
4- Pista: Deportista
5- Pista: ¿Qué está cayendo?
6- Pista: Arrestar
lunes, 10 de septiembre de 2012
PRODUCCIÓN DE SINTAGMAS
Crea al menos dos sintagmas nominales combinando los siguientes elementos. Luego de escribirlo identifica sus partes: núcleo, determinante, complementos del nombre; y señala a qué tipo de palabras o estructuras sintácticas corresponden.
jueves, 16 de agosto de 2012
Verbos copulativos
"_¿Te hiciste amiga de la hija de Quiroga? Él es muy raro, ¿cómo es la
chica?
_ Normal, ¿cómo va ser? Tiene dos ojos, dos orejas, una boca…
_ No me tomes el pelo. Él es un hombre muy extraño: cría víboras, no
corta el césped y no saluda a nadie.
_ No tiene más las víboras. Acordate de que todos ustedes, los vecinos,
hicieron una delegación para pedirle que terminase con el serpentario que había
hecho en el jardín, porque les daba miedo.
_¡Si tenía las víboras sueltas y ya se les habían escapado dos! A quién se
le ocurre hacer una piscina para criar bichos dañinos. Pero lo más desagradable
es que actúa como un maleducado. Pocha se lo cruza en la carnicería dos por
tres, y aunque viven al lado, nunca le dirige la palabra. Será que a los
embajadores uruguayos les permiten tener malos modales.
_No es embajador; es cónsul, cónsul de segunda categoría. Me lo dijo la
hija. Pero además es escritor. Tal vez no saluda porque es distraído. O porque
no tiene ganas, ¿por qué siempre hay que saludar?
Mi hermana me apoyó. Estábamos hartas de dar un besito a los cachetes
con polvo y coloretes de las señoras amigas de mi madrastra, que una vez por
semana se reunían para jugar al bridge.
_Vos estás muy rebelde –murmuró mi madrastra-, si se enterara tu padre…".
“La
vida brava” (fragmento)
Helena
Corbellini
Observa los siguientes enunciados que forman parte de la descripción del personaje:
a) (cría
víboras), (no corta el césped) y (no saluda a nadie)
b) (Él es un hombre muy extraño)
(No es un embajador; es cónsul, cónsul de segunda categoría)
(es distraído)
Los verbos de a) tienen características semánticas diferentes a los verbos de b):
a) En estos ejemplos lo que se predica del sujeto está básicamente expresado en los verbos "cría", "corta" y "saluda". A su vez, cada uno de estos verbos completa su significado con un objeto directo: "víboras", "el césped" y "a nadie". Se llaman verbos predicativos a los que tienen un contenido semántico que es la base de lo que se predica del sujeto.
b) El verbo copulativo "ser" de estos ejemplos no dice por sí solo ninguna característica del sujeto. el significado fundamental de lo que se dice acerca del sujeto está expresado en el atributo. este atributo (sustantivo, adjetivo o construcción equivalente) es entonces el que predica sobre el sujeto.
Veamos otros ejemplos con verbos copulativos:
c) (mi hermana y yo estábamos hartos de dar un besito a los cachetes...)
d) (Vos estás muy rebelde)
Los verbos "ser" y "estar", son copulativos porque actúan como simple cópula o unión entre el sujeto y el atributo.
SER, ESTAR y PARECER funcionan como verbos copulativos. Las oraciones con estos verbos se llaman "atributivas" porque se construyen con un simple sujeto, un verbo copulativo y un atributo.
Los verbos copulativos no constituyen el núcleo semántico de la oración, ya que la carga de información sobre lo que se predica del sujeto no está en ellos sino en un sustantivo o adjetivo.
Sin embargo, la pérdida del significado original de los verbos copulativos (su desemantización) no siempre es total.
Existen verbos que son capaces por sí mismos de aportar información relevante sobre el sujeto. Es decir, tienen plenitud semántica, razón por la cual se denominan verbos plenos. Son verbos que, ademas de aportar información gramatical (persona, número, tiempo y modo), aportan información sobre la acción misma a través de sus morfemas léxicos.
En ocasiones los verbos copulativos funcionan como verbos plenos. El verbo SER con su significación de "existir", "suceder" y el verbos ESTAR con el sentido de "hallarse", "ubicarse".
Por ejemplo:
"Vos estás muy rebelde". El verbo ESTÁS funciona como verbo copulativo debido a que es el sintagma adjetival "muy rebelde" el que predica sobre el sujeto funcionando como ATRIBUTO.
"Vos estás en la cocina". El verbo ESTÁS funciona como verbo pleno o predicativo debido a que su sentido hace referencia a "hallarse". El sintagma preposicional que acompaña al verbo no funciona como atributo sino como complemento locativo.
Lo importante para nuestro curso será reconocer si los verbos funcionan como predicativos o copulativos. No vamos a clasificar el término adyacente que los acompañe cuando funcionen como predicativos.
LA FUNDAMENTACIÓN SINTÁCTICA PARA EL ATRIBUTO
Las preguntas que orientan al término adyacente atributo pueden variar. Pueden ser ¿Qué? o ¿Cómo? coincidiendo con otro términos adyacentes. Lo más importante para identificarlo es reconocer al verbo como una conjugación de SER, ESTAR o PARECER y desde su significado establecer si funcionan con sentido copulativo.
El término adyacente verbal ATRIBUTO es permutable por el incremento átono LO invariable, más allá del género o número del sintagma que permute. Por ejemplo:
a) Juan es inteligente. Juan lo es.
M S
b) Juan y María son inteligentes. Juan y María lo son.
M P
c) El hijo está enfermo. El hijo lo está.
M S
d) Los hijos están enfermos. Los hijos lo están.
M P
e) Las hijas están enfermas. Las hijas lo están.
F P
En los ejemplos anteriores podemos ver que por más que el atributo cambie de género y número el incremento átono por el que se permuta siempre es LO.
Bibliografía
- OTRO MUNDO DE PALABRAS; Ivanna Centanino, Anna Rosselli, Andrea Savio; Ed. Fin de Siglo; Uruguay; 2010.
- ESPAÑOL, LAS PALABRAS EN JUEGO; Eliana Lucián Vargha, Gladys Marquisio Cilintano; Ed. Santillana, Uruguay; 2010.
- GRAMÁTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, Emilio Alarco Llorach, Ed. Espasa Calpe, España, 1995.
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