Las lenguas presentan variedades, ya que al ser empleadas por diversos sujetos sociales en variados contextos están en continua transformación, son dinámicas y heterogéneas. Además, los hablantes emplean formas lingüísticas propias de su edad, sexo, profesión, nivel socio-cultural, región en la que habitan...
Sin embargo, hay una variedad de la lengua, que se denomina estándar, que se elige como modelo académico y oficial. Es la variedad que se emplea en la administración pública, en los centros de estudio y en situaciones comunicativas formales. Se aspira a que todos los miembros de una comunidad la dominen, más allá de la forma particular de hablar que adquirieron en su niñez.
Las lenguas estándares son aquellas que, como el español, contienen una o más variedades estandarizadas: el estándar rioplatense y el peninsular, por ejemplo.
Dichas variedades estándares surgen como resultado de un acto de planificación lingüística llamada estandarización. Esa planificación lingüística implica una acción deliberada sobre la lengua, planificada y ejecutada por agentes institucionales, tales como las academias de lengua y literatura y las instituciones educativas, entre otros.
Esta variedad de lengua se caracteriza por su codificación explícita, mediante la producción literaria y la elaboración de gramáticas, diccionarios y ortografías, que registran y codifican sus características particulares. En su codificación toma como referencia a la lengua escrita, los sociolectos altos y los estilos formales.
La variedad estándar no es la lengua materna de nadie, se adquiere mediante un proceso de enseñanza-aprendizaje a cargo, principalmente, de las instituciones educativas. Sin embargo, dado que parte de un modelo social, habrá niños cuya variedad materna esté más alejada de la estándar.
Bernstein (1975) realiza una serie de investigaciones y análisis socio-lingüísticos en relación a la educación, estudiando las variedades de habla de cada clase social y su relación con el código establecido por las instituciones. Observa que esto tiene consecuencias directas en relación a la escuela y considera necesario destacar que son los estratos sociales más bajos los que mayor resistencia presentan a la educación y a la enseñanza formal. Analiza el hecho de que eso no es algo casual y llega a la conclusión de que las estructuras específicas del lenguaje, determinan el modo en que se elaboran las relaciones con los objetos y las instituciones sociales.
Las variedades no estándares se emplean en ámbitos domésticos o regionales y suelen no poseer gramáticas ni diccionarios que estudien y registren sus características particulares. Por esta razón, históricamente, la lengua estándar tiene más prestigio social que las otras variedades lingüísticas. Sin embargo, esa diferenciación es socio-histórica, no intrínseca a la lengua en sí misma. Es decir, las razones por las cuales se elige una u otra variedad son políticas, económicas o ideológicas, no porque una variedad de lengua sea «naturalmente» mejor que la otra.
Fuente: ANEP-ProLee
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